¿Por qué se nos ponen los pelos de punta?

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El fenómeno de la piel de gallina, también conocido como piloerección, es una de las muchas reacciones automáticas del cuerpo humano a estímulos externos.

Ya sea por un cambio brusco de temperatura, una emoción intensa o una situación de miedo, esta respuesta natural se produce cuando el vello corporal se eriza.

¿Pero por qué sucede esto? Para entender por qué se ponen los pelos de punta, debemos explorar tanto la fisiología del cuerpo humano como la evolución de nuestros antepasados.

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Evolución y piel de gallina

Para comprender la razón detrás de la piel de gallina, es necesario revisar el pasado evolutivo de la humanidad.

Nuestros antepasados, como muchos animales actuales, eran mucho más peludos que nosotros hoy.

Estos pelos desempeñaban funciones cruciales para la supervivencia, tanto regulando la temperatura corporal como protegiendo contra amenazas externas.

Cuando un animal cubierto de pelo, como un mono o un gato, siente frío, su pelaje se eriza.

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Este movimiento es causado por la contracción de los músculos erectores del pelo, que son pequeños músculos lisos ubicados en la base de cada folículo piloso.

Cuando estos músculos se contraen, los pelos se erizan, creando una capa de aire entre ellos y la piel.

Esta capa de aire funciona como aislante térmico, ayudando a retener el calor y manteniendo al animal caliente.

Además de ayudar a regular la temperatura, los escalofríos también tenían otro propósito: intimidar.

En situaciones de amenaza, cuando un animal se siente acorralado o en peligro, el pelo erizado hace que parezca más grande de lo que realmente es.

Este aumento de apariencia puede intimidar a posibles depredadores o rivales, aumentando las posibilidades de supervivencia.

La piel de gallina en los humanos modernos

Aunque la humanidad ha perdido gran parte de su cubierta capilar a lo largo del proceso evolutivo, los mecanismos responsables de la piel de gallina aún permanecen.

Cuando sentimos frío, el cuerpo intenta calentarse levantando los pocos pelos que nos quedan, aunque el efecto es mínimo en cuanto a retención de calor.

Asimismo, cuando estamos asustados o en una situación estresante, los pelos se pueden erizar, activando una respuesta que nuestros antepasados solían parecer más grandes y amenazantes.

Este fenómeno, aunque ha perdido gran parte de su función original, sigue siendo una respuesta automática mediada por el sistema nervioso autónomo.

Este sistema se encarga de controlar varias funciones corporales involuntarias, como el ritmo cardíaco, la digestión y, por supuesto, la piloerección.

La fisiología detrás de la piel de gallina

El proceso fisiológico que provoca la piel de gallina comienza en el sistema nervioso autónomo, más concretamente en la parte que controla las respuestas involuntarias del cuerpo.

Cuando el cuerpo se expone a un estímulo, como el frío o el miedo, el sistema nervioso envía una señal a los músculos erectores del pelo para que se contraigan.

Esta contracción hace que el cabello se erice.

La principal sustancia química involucrada en este proceso es adrenalina, una hormona liberada por el cuerpo en respuesta a situaciones estresantes.

La adrenalina es famosa por preparar el cuerpo para la respuesta de “lucha o huida”, aumentando el ritmo cardíaco, dilatando las pupilas y, entre otras cosas, provocando piloerección.

Cuando sentimos miedo o nos encontramos en una situación peligrosa, la liberación de adrenalina es la principal responsable de los escalofríos que sentimos.

Relájate más allá del miedo y el frío

Aunque el frío y el miedo son las causas más comunes de la piel de gallina, no son los únicos desencadenantes.

A muchas personas se les pone la piel de gallina en momentos de intensa emoción, como cuando escuchan una canción particularmente conmovedora, ven una escena poderosa de una película o incluso experimentan un momento de inspiración.

Este tipo específico de piel de gallina se conoce como escalofrío, una palabra francesa que significa "relajación".

Frisson está relacionado con el sistema de recompensa del cerebro, que se activa cuando experimentamos algo que nos conmueve profundamente.

Los estudios sugieren que el escalofrío se produce debido a la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa.

Frisson, por lo tanto, puede verse como una forma de respuesta emocional intensa, donde el cuerpo manifiesta físicamente el impacto emocional del estímulo.

El significado de la piel de gallina hoy

Hoy en día, la piel de gallina ya no juega un papel crucial en nuestra supervivencia como lo fue para nuestros antepasados.

Sin embargo, siguen siendo una parte intrigante de la experiencia humana, ya que nos recuerdan nuestra historia evolutiva y cómo nuestros cuerpos aún tienen rastros de mecanismos antiguos.

Estos restos evolutivos continúan influyendo en nuestras reacciones ante diversas situaciones, ya sea frente al frío, al miedo o al ser tocado por una obra de arte.

En última instancia, la piel de gallina es un ejemplo fascinante de cómo el cuerpo humano está moldeado por su historia, llevando consigo huellas de un pasado que aún se reflejan en nuestras experiencias cotidianas.

Incluso si la piel de gallina no nos ayuda a sobrevivir estos días, sigue siendo una ventana a nuestro pasado evolutivo y un recordatorio de cuán profundamente entrelazadas están nuestras emociones y reacciones físicas.

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