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Con una gran visión científica, pero de forma muy divulgativa, el Dr. Miguel Ángel Martínez-González pone blanco y negro su último libro “Salmón, hormonas y pantallas” (Editorial Planeta) las amenazas actuales que amenazan a los jóvenes. Según su propuesta, ir contracorriente, como lo hace el salmón, de la mano de Salud Pública, podría ser el cortafuegos de una epidemia de problemas juveniles que se extiende como la pólvora.
Pese a ser la generación más formada y con más recursos a su disposición, ¿estamos ante jóvenes con peor salud?
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Los psiquiatras están sorprendidos por la magnitud sin precedentes de los problemas de salud mental en esta población. Hay una dependencia muy fuerte de las pantallas, la pornografía y algunos tipos de drogas, como los porros o el alcohol, que se banalizan. España es uno de los países de Europa con peores datos sobre embriaguez entre menores y las intoxicaciones por alcohol se producen a edades muy tempranas. Todo este cóctel nos lleva a un 25% de jóvenes que admiten tener ideas suicidas, como confirman algunos estudios.
¿Qué consecuencias tiene todo esto para la salud?
Esto es muy preocupante, porque estas adicciones se cobrarán un alto precio a largo plazo. Un ejemplo de ello es que el suicidio es la principal causa de muerte entre los jóvenes. Y eso es sólo la punta del iceberg, porque por cada suicidio consumado sabemos que hay otros 25 intentos. Por otro lado, se han disparado la depresión, la ansiedad, las enfermedades psiquiátricas, los déficits de atención, los trastornos alimentarios… Todas estas patologías son ya una epidemia juvenil que va en aumento.
¿Qué estamos haciendo mal?
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El mayor error que se comete es regalar un teléfono móvil inteligente a los niños.
¿Cuál sería la edad ideal para regalarle?
No existe un momento inmutable, ya que dependerá de muchas circunstancias, pero cuanto más tarde y “tonto” sea este dispositivo, mejor para tu salud física y mental. Así como se acepta que una persona no puede conducir un automóvil hasta los 18 años, también se debe aceptar que no utilice el celular, porque con él dejamos que nuestros hijos conduzcan por las autopistas de la información, que son mucho más peligrosas. que las carreteras, llenas de depredadores sexuales, pornografía, acoso… Necesitamos abrir un debate social sobre esto. Ahora puede parecer inédito, pero también nos parecía imposible no fumar en los bares hace años y ya no concebimos lo contrario.
Insiste en la pornografía y hay estadísticas que avalan que el 78% de jóvenes la consumen con frecuencia. ¿Qué impacto tiene esto?
Es un peligro muy grave, porque actualmente la pornografía se ha convertido en el Ministerio de Educación mundial en materia sexual, con una corporación industrial detrás que genera miles de millones de euros. La pornografía es adictiva y requiere contenidos cada vez más aberrantes y alejados de la realidad. Todo ello está desencadenando enfermedades de transmisión sexual, ya que, por ejemplo, la sífilis o la gonorrea se han multiplicado por diez en España en apenas dos décadas. Y mira lo que pasó con la viruela simica. A largo plazo, esto aumentará los problemas de fertilidad y, en algunos casos, aumentará algunos tipos de cáncer, como el cáncer de cuello uterino, relacionado con el virus del papiloma humano.
También pone el foco en el consumo de hormonas. ¿Es un tema tabú?
Me refiero al consumo masivo de hormonas, especialmente de anticonceptivos orales, aunque no es políticamente correcto hablar de esto porque detrás están las “grandes farmacéuticas”. Pero es curioso que pensemos en tomar una pastilla hormonal diariamente para no curar nada, cuando es una locura, ya que se ha demostrado que aumenta el riesgo de sufrir infartos, derrames cerebrales o cáncer de mama hormonodependiente. En el libro doy alternativas naturales para esto, porque realmente existen.
No es fácil ir contra la corriente...
Sin duda, pero en Salud Pública nos caracterizamos por alzar la voz cuando otros no quieren escuchar. Soy optimista y creo que el tiempo nos dará la razón.