La carrera de Medicina es un camino fascinante que la gran mayoría de los médicos emprenden por vocación. Recuerdo como en el segundo de la carrera Querían enseñarnos a comunicar, en tan sólo 50 minutos de clase, las malas noticias a las que nos tendríamos que enfrentar en el futuro (como os podréis imaginar, fue inútil).
Los médicos somos fundamentales en los momentos más decisivos de las personas: celebramos la llegada de una nueva vida junto a las madres, pero también las anunciamos y acompañamos durante su enfermedad. Entonces, ¿cómo es posible que el sistema falle en algo tan fundamental como apoyar a los pacientes y sus familias? Cuando una persona recibe la fatídica noticia de que tiene cáncer, sale del consultorio con el único objetivo de llegar al mostrador y pedir cita para los diversos estudios que le explicó el médico, mientras sueña que todo esto no le está sucediendo. .
Hoy quiero hablaros de ese panfleto que nunca llega al paciente: el apoyo psicológico al que toda persona debería tener la opción de recurrir si así lo desea. Muchas veces es más importante ofrecer un pañuelo a alguien que no está llorando que hacerlo cuando ya está roto por dentro.
Nos preocupa una generación de jóvenes que requiere más apoyo psicológico y económico, pero nadie se para a pensar en los más de 300.000 nuevos casos de cáncer diagnosticados cada año en nuestro país. Personas cuyas vidas están atrapadas entre las cuatro paredes de una habitación de hospital sin que nadie les ofrezca ningún tipo de apoyo y que se ven obligadas a estar agradecidas por el increíble sistema sanitario que tenemos.
La solución es fácil: ayudemos al paciente con cáncer y dejemos de pagar los viajes con Interrail.
